TAPA DEL DÍA: Trump asfixia a las fábricas chinas con nuevos aranceles “Trump es un loco”, afirma Lionel Xu, empresario chino que aún conserva sin vender kits de repelente de mosquitos que antes lideraban las góndolas de Walmart en Estados Unidos. Hoy, esos productos permanecen embalados en un depósito, luego del impacto devastador del arancel del 145% impuesto por el gobierno norteamericano. Xu, dueño de Sorbo Technology, una firma de 400 empleados en Zhejiang, dice que cerca del 50% de su producción dependía del mercado estadounidense. “Esto es muy duro para nosotros”, confiesa, al borde de detener actividades si no hay una marcha atrás. La situación se replica en otros sectores. Amy, vendedora de heladeras en Guangdong Sailing Trade Company, confirmó la suspensión total de producción: “Todo está en el almacén”. Empresas que solían tener compradores asegurados ahora enfrentan cancelaciones masivas. En la icónica Feria de Cantón, una de las más grandes del planeta, reina la incertidumbre. Miles de productos —desde lavadoras hasta cepillos de dientes eléctricos— quedan sin comprador. “Los aranceles hacen que los precios sean imposibles para el consumidor estadounidense promedio”, explicó un comerciante. La tensión se agrava tras la respuesta china: aranceles del 125% sobre importaciones de EE.UU. Aunque Trump suspendió temporalmente otros gravámenes, se mantuvo firme con los que afectan directamente a China, agravando la crisis. “Esperamos que mejore en uno o dos meses”, dijo Xu, mientras cruzaba los dedos antes de un almuerzo con compradores australianos. En paralelo, economistas alertan que esta guerra comercial podría empujar a Estados Unidos a una recesión. La presión se extiende a los trabajadores. En fábricas de calzado y textiles de Guangdong, los operarios ahora cobran apenas una tercera parte de lo que ganaban antes. “Las cosas no van bien”, admitió uno, temiendo represalias por hablar. China, pese a su robusto mercado interno de 1.400 millones de habitantes, sigue siendo una economía dependiente de las exportaciones. Goldman Sachs estima que entre 10 y 20 millones de chinos trabajan exclusivamente produciendo para EE.UU. Aunque algunos como Mei Kunyan aún logran mantenerse vendiendo localmente, muchos fabricantes están migrando a países como Vietnam. “Estados Unidos es demasiado complicado”, sentenció. Con el diálogo bilateral prácticamente congelado, Pekín dice que no sumará nuevos aranceles, pero tampoco dará el brazo a torcer. Mientras tanto, empresas chinas buscan nuevos rumbos en Europa, Rusia y Medio Oriente. **TAPA DEL DÍA**