El próximo 7 de septiembre no se vota a Milei ni a Cristina. Tampoco se decide el rumbo presidencial. Pero se define algo más cercano, más concreto, más cotidiano: se vota Pergamino y se vota Buenos Aires. Ese día, cada pergaminense elegirá concejales y diputados provinciales. Y aunque no tenga el mismo ruido mediático que octubre, esta elección puede tener un impacto mucho más directo sobre la vida diaria de cada vecino. El Concejo Deliberante de Pergamino no aparece en la televisión nacional, pero es allí donde se discuten temas que nos afectan todos los días: si se cambia el alumbrado público, si se pavimenta una calle, si los clubes de barrio reciben apoyo, si el centro mejora o se deteriora. Todo eso se vota en septiembre. Lo mismo ocurre con la Legislatura bonaerense. Cuando Pergamino necesita defender sus recursos, exigir inversiones en salud o educación, o reclamar obras en los caminos rurales, lo hace a través de sus legisladores provinciales. Si no hay voces del interior que representen esa agenda, se impone la lógica del conurbano. Pero hay un dato más urgente: la Legislatura está a punto de votar si se habilitan las reelecciones indefinidas de intendentes, concejales y legisladores. El oficialismo cuenta con los votos para avanzar. Por eso, la elección de septiembre también define si queremos limitar privilegios o consolidarlos. Durante años se dijo que Pergamino tiene su propia agenda. Que es una ciudad productiva, exigente, con voz propia. Esa agenda no se escribe sola: se construye con representación real. Y el 7 de septiembre está en juego justamente eso. El voto no será ideológico. Será práctico. Y es la herramienta más poderosa para que Pergamino no quede invisible en la Provincia. TAPA DEL DÍA