TAPA DEL DÍA - En medio de crecientes tensiones políticas y económicas, el presidente Javier Milei decidió intervenir personalmente en dos frentes clave: la campaña legislativa en la provincia de Buenos Aires y la estabilización de las variables macroeconómicas. El mandatario retomó el control de su fuerza política, La Libertad Avanza, tras semanas de disputas internas que amenazaban con desordenar el armado electoral de cara a octubre. Milei resolvió calmar la interna que enfrentaba a su hermana Karina Milei y su operador Sebastián Pareja con el estratega Santiago Caputo. Así, activó la mesa política bonaerense liderada por Eduardo “Lule” Menem y José Luis Espert, que contará con el apoyo de figuras del PRO como Cristian Ritondo y Diego Santilli. El objetivo inmediato: ganar la elección provincial del 7 de septiembre y consolidar listas con predominancia libertaria. Pero el ordenamiento partidario no es su única preocupación. El salto del dólar y el drenaje de divisas en julio encendieron alarmas en el equipo económico. Con apoyo del FMI —que autorizó un desembolso de US$2000 millones y relajó las metas de reservas—, Milei y Luis Caputo esperan contener la presión cambiaria mediante una suba de tasas y encajes. Apelan a una vieja receta: absorber pesos para evitar que se trasladen al dólar. El Presidente también debió intervenir en el plano legislativo, tras la aprobación de una ley que aumenta jubilaciones y restituye la moratoria previsional, entre otros beneficios sociales. Milei culpó a la vicepresidenta Victoria Villarruel por permitir la sesión y la acusó de alimentar la corrida cambiaria. El Gobierno ya firmó los vetos, pero deberá sostenerlos en el Congreso, donde aún no están garantados los votos. Por eso, el jefe de Gabinete Guillermo Francos y el ministro Caputo iniciaron negociaciones con gobernadores, incluso aquellos que se alejaron de Casa Rosada. La nueva alianza de mandatarios provinciales —integrada por Martín Llaryora, Maximiliano Pullaro, Ignacio Torres, Carlos Sadir y Claudio Vidal— no funciona como bloque cerrado y sus legisladores serán clave en la pulseada parlamentaria. En paralelo, la oposición busca sesionar el próximo miércoles para tratar un paquete de proyectos que incluye el financiamiento a universidades, la emergencia pediátrica en el Hospital Garrahan y la declaración de desastre en Bahía Blanca. Una segunda sesión, prevista para el 13 de agosto, intentaría ir por el rechazo a los vetos presidenciales. El oficialismo confía en que la Cámara de Diputados aún no reúne los dos tercios necesarios para voltear los vetos. Sin embargo, la presión política se intensificará conforme se acerque la elección de octubre. En el terreno bonaerense, el peronismo también muestra fisuras. Cristina Fernández de Kirchner volvió a activar a su hijo, Máximo Kirchner, como contrapeso frente al avance de Axel Kicillof, quien sigue liderando la campaña con foco en la Tercera y la Primera Sección Electoral. La presencia simultánea de ambos dirigentes refleja una disputa de poder dentro del kirchnerismo, mientras la provincia muestra síntomas de pérdida de control electoral. En sus recorridas por el conurbano, los referentes peronistas detectan un dato inquietante: Milei sigue reteniendo un nivel de adhesión alto, incluso en sectores humildes. Ese fenómeno empuja al oficialismo libertario a redoblar su apuesta: el Presidente está convencido de que su imagen puede arrastrar votos suficientes para vencer al peronismo en su bastión. En un país atravesado por la incertidumbre económica y la tensión política, Milei parece apostar todo a una campaña de alto voltaje en el distrito más poblado de Argentina, mientras pone en marcha una estrategia para sostener el equilibrio fiscal, contener al dólar y evitar una escalada inflacionaria en agosto. TAPA DEL DÍA