Stella Rosso, una madre que convive con el dolor y la fuerza para que se haga justicia por la trágica muerte de Ana Carolina Fiorino

TAPA DEL DÍA - Justicia en marcha por la muerte de Ana Carolina Fiorino

La trágica madrugada del 10 de agosto pasado dejó una marca imborrable en la familia Fiorino y en la comunidad de Pergamino. Ana Carolina Fiorino, médica clínica y forense de 41 años, perdió la vida en un accidente vial provocado por un abogado que conducía bajo los efectos de sustancias prohibidas.

Rodrigo Maximiliano Insaurralde, de 42 años, fue quien manejaba el Renault Clio que impactó contra el vehículo donde viajaba Ana Carolina junto a su pareja, Juan Manuel Roldán. Según la investigación, Insaurralde circulaba a más de 110 kilómetros por hora, cruzando semáforos en rojo, y reconoció haber consumido cocaína, alcohol y clonazepam antes del siniestro.

Rodrigo Maximiliano Insaurralde, de 42 años, fue quien manejaba el Renault Clio

El caso, llevado adelante por el fiscal Carlos Vercellone y el juez Agustín Crispo, ya tiene fecha para juicio por jurados. La jueza Carolina Crispiani presidirá el Tribunal Oral en lo Criminal N° 4 de La Plata, donde Insaurralde será juzgado por el delito de "homicidio simple con dolo eventual", con una pena que podría alcanzar hasta 25 años de prisión.

A pesar de los pedidos de su defensa para obtener prisión domiciliaria y modificar la calificación legal, Insaurralde continúa detenido en la Unidad N° 22 de Lisandro Olmos, con lesiones graves derivadas del choque que lo mantienen bajo control médico.

El profundo dolor atraviesa a la familia Fiorino

Stella Rosso, madre de Ana Carolina, y Juan Manuel Roldán, su pareja, luchan día a día por encontrar la fortaleza para exigir justicia. Para Stella, quien ya sufrió la pérdida de otros dos seres queridos en accidentes, la ausencia de su hija es una agonía constante.

“Lo único que me mantiene firme es llegar a juicio para que mi hija tenga justicia”, afirmó conmovida Stella, reflejando el sentimiento de miles que acompañan este caso.

La historia de Ana Carolina y su pareja, unida desde sus trabajos en la fuerza policial y el Ministerio de Seguridad bonaerense, se truncó brutalmente aquella fatídica mañana, dejando heridas que aún no sanan.

Opinión pública

Este caso refleja con crudeza la necesidad de un mayor control y sanción a quienes conducen bajo la influencia de drogas y alcohol, poniendo en riesgo vidas inocentes. La sociedad exige que la Justicia actúe con firmeza para desalentar estas conductas y brindar un mensaje claro sobre la responsabilidad vial. La espera de la familia Fiorino y el reclamo por justicia no pueden dilatarse más, y el juicio por jurados se presenta como un paso imprescindible para la reparación social y legal.

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