TAPA DEL DÍA: El legado imborrable de Fernando Esquivel Han pasado 30 años desde aquella fatídica madrugada del 7 de abril de 1995, cuando una lluvia torrencial de casi 300 milímetros en pocas horas convirtió a Pergamino en un escenario de devastación. Miles de evacuados, pérdidas millonarias y, sobre todo, cuatro vidas que se apagaron para siempre: Matías Rodríguez, Claudio Herro, Faustina Masciotta de Pontoriero y el bombero Fernando Tomás Esquivel. Hoy, en este aniversario, la ciudad vuelve a rendir homenaje a sus víctimas, pero es la figura de Esquivel la que resuena con fuerza entre quienes lo conocieron. Fernando, un joven de apenas 26 años, era más que un bombero voluntario: era un amigo, un compañero leal y un hombre de sonrisa fácil que vivía para servir. "Siempre llegaba al cuartel impecable, con su camisa a cuadros y sus bromas que llenaban las noches de mate", recuerda Sergio Jaimes, su compañero de entonces, en una charla exclusiva con TAPA DEL DÍA. La emoción lo quiebra al evocar aquella jornada trágica: "Nunca habíamos visto algo así. Fue un infierno de agua y desesperación". Esquivel no estaba en la primera línea esa noche. Se quedó en el cuartel, organizando tareas, hasta que un grupo de bomberos de San Nicolás lo convocó para salir a rescatar a los inundados. En Boulevard Illia y la calle que hoy lleva su nombre, la correntada lo arrastró sin piedad. Su muerte fue un golpe brutal para sus compañeros, que aún hoy no olvidan el vacío que dejó. "Me negué a creerlo cuando me lo contaron. Era imposible que alguien como él se fuera así", confiesa Jaimes. TAPA DEL DÍA: Un héroe que trasciende el tiempo Tras la tragedia, Pergamino no solo lloró a sus muertos, sino que buscó inmortalizar a sus héroes. La calle Honduras pasó a llamarse Bombero Fernando Esquivel, y un monolito en su honor se erige en Estrada como símbolo de su sacrificio. Cada 7 de abril, los Bomberos Voluntarios y la Comisión de Seguimiento de Obras Pluviales (Cosopper) se reúnen allí para recordarlo, mientras en redes sociales el cuartel comparte un mensaje desgarrador: "Era un hombre joven que dejó truncos sus sueños por seguir su vocación. No es solo un nombre en una calle, es quien nos enseñó que no hay amor más grande que dar la vida por los demás". A 30 años de aquella inundación que cambió la historia de la ciudad, el recuerdo de Fernando sigue vivo. "Prometimos no olvidarte nunca", dicen los bomberos, y Pergamino, en su dolor, asiente en silencio. Porque héroes como él no se borran con el tiempo.