La apuesta inédita de Milei: estabilización sin inflación y una jugada internacional que sorprende Redacción del Diario Tapa Del Día Hace apenas dos meses, cuando la crisis de confianza del gobierno de Javier Milei alcanzaba su punto más crítico, los analistas comenzaron a trazar paralelismos con el 2018 de Mauricio Macri. Pero lo que en aquel entonces fue el principio del fin, hoy parece haber tomado un rumbo inesperado. La estrategia libertaria optó por caminos poco convencionales, y los resultados —al menos por ahora— comienzan a notarse. A diferencia de anteriores intentos de estabilización, la receta de Milei no consistió en endurecer controles, sino en liberar parcialmente el mercado cambiario. Este cambio de paradigma, acompañado por un bajo nivel de intervención del BCRA y bandas cambiarias más amplias, logró mantener a raya la volatilidad del dólar, sin disparar la inflación. Abril cerró con un 2,8% de inflación y mayo estaría cerca del 2%, cifras impensadas hace apenas unas semanas. El secreto, según pudo reconstruir TAPA DEL DÍA, no estuvo solo en la política interna, sino también en la reinserción internacional de Argentina. En un contexto global complejo, con tasas de interés elevadas en Estados Unidos y una rebaja de la calificación crediticia por parte de Moody’s, el país logró emitir deuda externa... en pesos. Un giro audaz que permitió acumular reservas y ampliar su base inversora, atrayendo fondos institucionales de largo plazo. Emitir en moneda local con protección cambiaria fue una jugada que, además de innovadora, puso en evidencia un rasgo estratégico que parecía olvidado: leer el clima internacional y adaptarse. Argentina recicló un talento muchas veces asociado al peronismo: olfatear hacia dónde sopla el viento global. Así como en los 90 se alineó al Consenso de Washington, o en 2003 viró hacia China, ahora se posiciona como un jugador sagaz en el tablero económico mundial. Pero no todo es certidumbre. El mayor riesgo sigue siendo el comportamiento típicamente argentino: firmar compromisos y desviarse pronto del camino trazado. El Gobierno priorizó bajar la inflación por sobre la acumulación de reservas. Aunque la deuda emitida en pesos a no residentes aminora el impacto, el desvío respecto a las metas con el FMI ya se empieza a notar. La reacción de los mercados también fue tibia. Los bonos no repuntaron como se esperaba ante la reapertura del crédito externo. El escepticismo persiste, en parte porque la experiencia argentina ha enseñado a esperar el traspié en medio de los aciertos. ¿Qué viene después? Una probable victoria legislativa podría abrir nuevas puertas, pero también traer viejas tentaciones: relajamiento fiscal, atraso cambiario y pérdida de disciplina. La clave será si Milei logra aprender del pasado sin repetir sus errores. Una “mezcla inteligente” entre la ortodoxia fiscal y la corrección de los desequilibrios externos puede ser la fórmula para sostener lo logrado. La originalidad, por ahora, parece estar jugando a favor. La pregunta es si podrá sostenerse cuando la política vuelva a pedir su parte. Esta nota fue elaborada por la Redacción del Diario Tapa Del Día. Para más análisis, visite www.tapadeldia.com. Opinión pública razonada En un país que lo probó todo —desde el default hasta la convertibilidad— que el equilibrio fiscal no haya requerido una hiperinflación es una rareza positiva. Pero también lo es que se logre con un gobierno que, pese a sus discursos incendiarios, parece estar escuchando más de lo que aparenta. La incógnita no es ya si el plan puede sostenerse, sino si la clase política y el mismo oficialismo permitirán que lo haga.