El sistema universitario argentino sufre un nuevo golpe a su prestigio internacional: según el último ranking global elaborado por el Center for World University Rankings (CWUR), la Universidad de Buenos Aires cayó al puesto 409 y seis de las siete instituciones públicas nacionales que figuran en la lista descendieron posiciones. La UBA continúa siendo la mejor del país y la quinta en América Latina, pero el deterioro en los indicadores de empleabilidad e investigación refleja un problema estructural. Desde CWUR alertan que el principal factor detrás del descenso argentino es la falta de inversión pública en ciencia y tecnología. En 2021, eran diez las universidades nacionales en el top 2000 global. Hoy quedan apenas siete. La Universidad Nacional de La Plata (puesto 752) y la Universidad Nacional de Córdoba (819) completan el podio local. Esta última fue la única que mejoró su posición, al escalar más de 150 lugares. En la segunda mitad del ranking aparecen las universidades de Rosario, Litoral, Cuyo y Mar del Plata. La Universidad Nacional del Sur, que había ingresado en 2024, quedó fuera. “Todas las universidades argentinas retrocedieron en investigación. La competencia es feroz y los recursos escasos. Sin apoyo financiero y una estrategia clara, Argentina quedará aún más rezagada en el mundo académico”, advirtió Nadim Mahassen, presidente del CWUR. El deterioro no es nuevo. Tras las protestas del año pasado, el veto presidencial a la ley de financiamiento universitario y los recortes al Conicet, el panorama se agravó. Esta semana, miles de científicos y becarios marcharon al Polo Científico en CABA para denunciar el “cientificidio”. Salarios por debajo de la línea de pobreza, suspensión de programas internacionales y cancelación de contratos con editoriales científicas son parte de una realidad alarmante. Pablo Evelson, decano de Farmacia y Bioquímica de la UBA, fue contundente: “El Gobierno cortó todo. No hay subsidios, no hay publicaciones, no hay insumos. Perdemos investigadores con 10 años de formación que se van del país”. El Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) sostuvo en un comunicado que el sistema científico argentino atraviesa “una crisis sin precedentes”. El presupuesto proyectado para 2025 destina apenas el 0,15% del PBI a ciencia y tecnología, el nivel más bajo en décadas. Mientras tanto, universidades latinoamericanas como las de São Paulo, México y Río de Janeiro mantienen o mejoran su posicionamiento gracias al respaldo estatal. Incluso China superó por primera vez a Estados Unidos en cantidad de universidades dentro del ranking CWUR, gracias a su política de fuerte financiamiento educativo. En contraste, Argentina parece marchar en sentido opuesto. Desde el CIN insisten: “Sin diálogo, sin presupuesto y sin planificación, no hay futuro para el conocimiento. Y sin ciencia, no hay Nación”. Redacción de Diario TAPA DEL DÍA. TAPA DEL DÍA. Opinión pública: El retroceso de las universidades no solo compromete el presente académico, sino que socava la posibilidad de construir un país soberano en el futuro. La fuga de cerebros es el resultado de una política que margina al conocimiento. Si Argentina no revierte esta tendencia, perderá su lugar en la carrera global por la innovación y el desarrollo.