Un nuevo episodio de inseguridad urbana conmociona a Pergamino. Una joven fue víctima del robo de su bicicleta en una secuencia que no duró más que unos pocos segundos. Ocurrió en el cruce de las calles Dr. Alem y 11 de Septiembre, frente a un comercio donde la víctima había dejado su rodado apoyado momentáneamente. De acuerdo al testimonio plasmado en la denuncia, la mujer ingresó al local por un breve instante y al girar la vista vio cómo un sujeto tomaba su bicicleta y escapaba a toda velocidad por la vereda. No hubo tiempo para reaccionar ni personas que pudieran intervenir. El delincuente fue descripto como un hombre de estatura media, contextura delgada, con el rostro cubierto. Vestía un buzo tipo canguro negro y pantalón tipo babucha del mismo color. Huyó por calle Alem rumbo a 11 de Septiembre, perdiéndose rápidamente de vista. No habría cámaras de seguridad en esa esquina y tampoco se registraron testigos presenciales que pudieran aportar información precisa sobre su identidad. Además, la bicicleta no estaba asegurada ni atada, lo que facilitó el accionar delictivo y dejó a la joven completamente desprotegida. Interviene en el caso la Unidad Funcional de Instrucción y Juicio N°2, que inició actuaciones bajo la carátula de “Hurto agravado de vehículo dejado en la vía pública”. El Grupo Táctico Operativo (GTO) trabaja en el relevamiento de cámaras en zonas cercanas y otras tareas investigativas. Este hecho vuelve a encender las alarmas en Pergamino, donde los robos de bicicletas se han vuelto cada vez más frecuentes, sobre todo en horas de la tarde y la noche. Muchas víctimas relatan que estos delitos ocurren en segundos y sin dejar rastros, lo que refleja un accionar delictivo cada vez más aceitado y difícil de prevenir. La reiteración de estos episodios en el centro de la ciudad plantea un interrogante sobre la efectividad de los sistemas de prevención. ¿Cuántos hechos similares no son denunciados o quedan impunes? Mientras tanto, vecinos y comerciantes exigen respuestas concretas y mayor presencia policial. Diario TAPA DEL DÍA Este tipo de robos, aunque menores en valor económico respecto a otros delitos, generan un fuerte impacto social. No sólo por la pérdida material, sino por la sensación de vulnerabilidad que deja en las víctimas. La bicicleta, muchas veces medio de transporte, herramienta de trabajo o símbolo de autonomía, pasa a convertirse en una pérdida irreparable por la inacción del sistema. El reclamo social no es sólo por seguridad, sino por el derecho a vivir sin miedo.