El Gobierno nacional confirmó este lunes que el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) no será eliminado, pero avanzará en una profunda reforma estructural que incluye la pérdida de su autarquía, reducción de personal y reorganización administrativa. El vocero presidencial, Manuel Adorni, anunció que este martes se publicará en el Boletín Oficial el decreto correspondiente, y precisó que el INTA pasará a ser un “organismo desconcentrado”, bajo control de la Secretaría de Agricultura y el Ministerio de Economía. “No queremos eliminar el INTA”, aseguró el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, al mismo tiempo que destacó la necesidad de revisar el crecimiento en estructura, personal y recursos logísticos del organismo. “Tiene 6000 empleados y 3000 vehículos. Necesitamos eficiencia sin recortar funciones esenciales”, agregó. La reforma se enmarca en el uso de las facultades delegadas al Ejecutivo en la recientemente aprobada Ley Bases, cuyo alcance operativo concluye este martes. Francos subrayó que la intención es mejorar la gestión estatal sin afectar los servicios técnicos que el INTA brinda al agro argentino. “La administración debe estar dentro del Ejecutivo. No se trata de achicar funciones, sino de evitar duplicaciones y optimizar recursos”, afirmó. La medida, sin embargo, generó fuertes reacciones en el sector rural. La Confederación de Asociaciones Rurales de Santa Fe (Carsfe) expresó su “profunda preocupación” por lo que considera una recentralización que puede debilitar al organismo. “El INTA ha sido, y sigue siendo, una pieza fundamental en la construcción del agro argentino, uno de los más eficientes del mundo”, indicó la entidad en un comunicado. Resaltaron además el rol estratégico en investigación, extensión rural y presencia territorial, junto con su histórica autonomía técnica y participación del sector productivo. Carsfe reconoció que hay márgenes para mejorar burocracia y controles, pero advirtió que los cambios deben realizarse “con seriedad y participación”. También instaron a no perder de vista el espíritu del decreto fundacional del INTA de 1956. “Preservar al INTA es clave para volver a hacer grande a la Argentina”, concluye el mensaje del ruralismo santafesino. La discusión sobre la autonomía del organismo se produce en un clima de incertidumbre para el sector agropecuario, que también espera definiciones sobre las retenciones. Francos ratificó que el Gobierno mantiene la voluntad de eliminarlas, aunque lo condicionó al equilibrio fiscal: “No podemos decir cuándo será. El compromiso está, pero debemos ordenar primero las cuentas”. www.tapadeldia.com - Diario TAPA DEL DÍA La eliminación de la autarquía del INTA no solo pone en discusión el modelo de gestión del conocimiento agropecuario, sino que deja al descubierto la tensión entre eficiencia fiscal y soberanía tecnológica. El riesgo de una recentralización sin diálogo puede debilitar uno de los pocos consensos técnicos del país: la articulación entre ciencia, producción y territorio. Preservar esa arquitectura no es un capricho sectorial, sino una inversión estratégica en tiempos de incertidumbre.