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Tregua clave: EE.UU. y China se reúnen en Estocolmo para evitar una nueva escalada comercial

Con una cuenta regresiva hasta el 12 de agosto, las principales potencias buscan extender la pausa arancelaria que mantiene en vilo a los mercados globales. Estocolmo será sede de una cumbre crítica con foco en tecnología, fentanilo y el reordenamiento geoeconómico.

  • 28/07/2025 • 07:08

TAPA DEL DÍA

En un contexto de creciente tensión geoeconómica, Estados Unidos y China volverán a sentarse cara a cara este martes en Estocolmo para intentar prolongar por 90 días la tregua arancelaria que mantiene en suspenso a los mercados globales. La reunión, confirmada por fuentes diplomáticas y adelantada por el South China Morning Post, será encabezada por el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, y el viceprimer ministro chino, He Lifeng.

El encuentro representa la tercera instancia de negociaciones formales desde mayo, luego de las conversaciones sostenidas en Ginebra y Londres, y podría definir el rumbo de una guerra comercial que ya lleva más de cinco años. En caso de fracasar, Estados Unidos reactivaría aranceles de hasta el 100% sobre productos estratégicos, como minerales de tierras raras y chips de inteligencia artificial, con fuerte impacto sobre las cadenas de suministro globales.

“Estocolmo será la primera ronda significativa de conversaciones entre Estados Unidos y China”, afirmó Bo Zhengyuan, socio de la consultora Plenum en Shanghái, destacando el peso simbólico y práctico de esta instancia, donde el tiempo juega un rol determinante: el plazo máximo para alcanzar un entendimiento vence el 12 de agosto.

Entre los temas más sensibles se encuentra el reclamo chino por los aranceles vinculados al comercio de fentanilo, una sustancia que se ha transformado en eje de disputa política entre ambos países. Por otro lado, Washington exige reformas estructurales en el modelo económico chino, al que acusa de distorsionar el mercado con subsidios y prácticas de sobreproducción.

La tregua actual —vigente desde principios de año— prohíbe que ambas potencias impongan nuevas tarifas mientras avanzan las conversaciones. Su eventual extensión no solo evitaría una escalada inmediata, sino que allanaría el camino para una posible cumbre entre Donald Trump y Xi Jinping prevista para octubre.

El contexto internacional suma tensión a la cita sueca. Apenas un día antes, el presidente Trump firmó un principio de acuerdo comercial con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, durante un encuentro reservado en su club de golf en Turnberry, Escocia. El entendimiento fija un arancel base del 15% para productos europeos que ingresen a Estados Unidos, a cambio de una mayor inversión comunitaria en infraestructura energética estadounidense.

Ese acuerdo con Bruselas —que se suma a los pactos bilaterales alcanzados con Japón, Vietnam y Filipinas— refuerza la estrategia de realineamiento comercial impulsada por la Casa Blanca. Según fuentes cercanas al equipo negociador, Europa se mostró proclive a firmar para evitar convertirse en el próximo objetivo de sanciones.

En este escenario, Estocolmo podría marcar un punto de inflexión. Si bien los analistas no esperan avances significativos en esta ronda, el solo hecho de evitar una ruptura ya sería interpretado como un triunfo parcial de la diplomacia económica.

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Opinión pública: La aparente predisposición de ambas potencias a estirar la tregua sin tomar medidas hostiles podría ser leída como un reconocimiento tácito de que la confrontación no ha rendido frutos estratégicos. En un mundo cada vez más interdependiente, los acuerdos parciales, aunque frágiles, podrían representar la única vía realista hacia una estabilidad prolongada.

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