TAPA DEL DÍA  El cardiólogo Jorge Tartaglione alertó sobre los riesgos del tabaquismo y la necesidad de realizar estudios médicos que puedan salvar vidas. En una entrevista en LN+, el especialista equiparó la adicción al tabaco con la de la cocaína, resaltando que, a diferencia de otras drogas, el cigarrillo es socialmente aceptado. Según Tartaglione, todas las personas que fuman o fumaron deberían someterse a tomografía computarizada de baja intensidad, un examen capaz de detectar tempranamente tumores y nódulos que podrían derivar en cáncer de pulmón. “Quienes fumaron durante veinte años y dejaron de hacerlo, incluso hace quince, tienen la posibilidad de hacerse este estudio que puede salvarles la vida”, explicó. El médico hizo hincapié en la importancia de la prevención a tiempo y compartió una experiencia personal: “Mi padre murió de un cáncer de pulmón por fumador”. Fumador pasivo: un riesgo silencioso Tartaglione también destacó el impacto del humo en terceros. Explicó tres tipos de exposición: Directa: quien fuma. Segunda mano: familiares que conviven con el fumador. Tercera mano: exposición indirecta, por ejemplo, dormir en una habitación donde previamente se fumó, donde los residuos del tabaco pueden permanecer hasta nueve meses. Beneficios inmediatos de dejar de fumar El cardiólogo detalló cómo el cuerpo responde al abandono del cigarrillo: A los 20 minutos: frecuencia cardíaca normalizada. A los 2 días: mejora de la capacidad pulmonar. A los 3 años: riesgo de infarto equivalente al de una persona que nunca fumó. Entre 10 y 15 años: riesgo de cáncer de pulmón similar al de no fumadores. El primer paso: el mayor desafío “Todos saben que fumar es malo. Pero lo más difícil es que la gente haga un ‘clic’ para cambiar”, señaló Tartaglione. En este sentido, compartió el caso de Clarisa, una paciente que tras varios intentos logró dejar el cigarrillo. “Cuantas más veces intentes dejar de fumar y no puedas, la última vas a poder”, concluyó. TAPA DEL DÍA  Opinión pública: La recomendación médica puede impactar de manera significativa, sobre todo en personas mayores de 40 años o con historial prolongado de tabaquismo, reforzando la necesidad de chequeos preventivos.