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Provincia

La feroz puja de poder entre los Kirchner y Kicillof sacude al peronismo bonaerense y reabre la batalla por el PJ

#BuenosAires | La disputa interna en el peronismo bonaerense escaló por el control del PJ local y profundizó la tensión entre Cristina Kirchner, La Cámpora y Axel Kicillof. Intendentes presionan al Gobernador para romper definitivamente con el kirchnerismo, mientras crece la incertidumbre rumbo a 2027. Acusaciones cruzadas, acuerdos negados y un escenario político cada vez más fragmentado.

  • 08/11/2025 • 08:44

La interna del peronismo bonaerense volvió a ganar temperatura y expuso, una vez más, la fractura entre el esquema político encabezado por Axel Kicillof y el núcleo duro kirchnerista. La disputa, que ya acumula meses de tensión soterrada, ahora tiene como epicentro el control del PJ Bonaerense y el futuro liderazgo de un espacio que busca redefinirse de cara a la reconstrucción opositora.

En el entorno del Gobernador admiten que su proyección política excede los límites de la provincia y que el objetivo de mediano plazo es construir volumen para una candidatura presidencial en 2027. Este movimiento, sin embargo, incomoda a sectores de La Cámpora y a referentes alineados a Cristina Kirchner, que ven en el avance de Kicillof una amenaza directa a su influencia interna.

El Movimiento Derecho al Futuro (MDF), integrado por intendentes que responden al mandatario provincial, se convirtió en un espacio decisivo para discutir el rumbo del peronismo bonaerense. Allí conviven dirigentes que exigen una ruptura total con los Kirchner y otros que prefieren mantener un equilibrio que evite daños colaterales. El estilo deliberativo de Kicillof permitió abrir debates extensos, pero también dilató definiciones clave.

TAPA DEL DÍA

La presidencia del PJ Bonaerense se transformó en un punto crítico. Máximo Kirchner, cuyo mandato vence este 18 de diciembre, busca una prórroga y aspira a continuar al frente del partido. Sin embargo, la resistencia interna creció. Entre intendentes y dirigentes bonaerenses hay consenso en limitar, por primera vez, la influencia directa de La Cámpora en la conducción partidaria.

Un sector del kicillofismo reclama que sea el propio Gobernador quien tome la posta y presida el PJ, argumentando que liderar el sello partidario fortalecería su legitimidad política rumbo a 2027. Otros creen que exponerlo tan pronto podría erosionar su figura, y proponen un delegado de confianza para administrar la transición.

Desde el cristinismo apuntan contra Kicillof por supuestamente desconocer un acuerdo tácito pactado con Máximo Kirchner y Sergio Massa durante el armado de listas legislativas. Ese “toma y daca” habría asegurado continuidad institucional en el partido. Desde La Plata niegan rotundamente esa versión y la consideran parte de una estrategia para instalar conflicto.

Las declaraciones públicas de intendentes como Ariel Sujarchuk y Mariel Fernández encendieron alarmas en el campamento kirchnerista. Ambos cuestionaron el armado electoral y la falta de convocatoria, una crítica recurrente hacia la ex presidenta. Sus palabras reflejan que el descontento supera los círculos tradicionales y que la discusión por el poder empieza a desbordar límites preestablecidos.

La interna, lejos de apaciguarse, muestra un horizonte marcado por recelos y reproches. La mesa chica del Gobernador insiste en consolidar autonomía, mientras que sectores cercanos a Cristina Kirchner acusan incumplimientos y buscan retener la conducción partidaria. En este escenario, el diálogo se complica y las diferencias se profundizan.

Kicillof avanzó despacio, pero logró instalarse como referente nacional y construir influencia en el armado de listas, en la creación de su agrupación interna y en decisiones trascendentes como el desdoblamiento electoral. Ese recorrido tensiona la relación con el kirchnerismo, que observa cómo el Gobernador se distancia de la figura de su madrina política.

La pelea por el PJ Bonaerense será el próximo capítulo visible de una disputa mayor: quién conducirá el peronismo en la provincia más poblada del país y quién ordenará a su dirigencia de cara al 2027. Entre acusaciones cruzadas, la tregua se rompió y la unidad parece una opción cada vez más lejana.

Opinión pública: En el clima actual, donde los liderazgos buscan consolidarse a partir de autonomía y relato propio, la pasividad puede costar caro. La dirigencia observa un vacío de conducción que, de no resolverse pronto, podría fragmentar la identidad del peronismo bonaerense en un año clave.

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