TAPA DEL DÍA – En una semana marcada por movimientos diplomáticos de alto impacto, el nuevo marco de cooperación sobre comercio e inversiones entre Estados Unidos y la Argentina selló una etapa inédita en la política exterior del gobierno de Javier Milei. La administración libertaria profundizó su alineamiento con la Casa Blanca bajo la influencia directa de Donald Trump, aun cuando esta decisión abrió interrogantes profundos sobre el futuro del Mercosur y la relación con Brasil. El anuncio del acuerdo llegó casi en simultáneo con la confirmación de que Milei no asistirá a la próxima cumbre del bloque regional en Foz de Iguazú, donde Luiz Inácio Lula da Silva entregará la presidencia pro tempore a Paraguay. El gesto no pasó inadvertido: ocurre justo cuando el estatuto del Mercosur impide firmar acuerdos comerciales de manera unilateral, y cuando el clima político entre Buenos Aires y Brasilia ya transitaba un terreno delicado. La Cancillería presentó el entendimiento con Washington como un “marco exploratorio”, una definición cuidadosamente elegida para evitar choques formales dentro del bloque. El analista internacional Mauro Embe explicó que “la Argentina no puede negociar bilateralmente acuerdos comerciales completos, pero este formato permite manejar tiempos y evitar una confrontación inmediata”. Desde la Casa Blanca, además, evitaron hablar de tratado comercial y se limitaron a difundir una declaración conjunta. Dentro del Mercosur, las reacciones se dividen. Paraguay, bajo la conducción de Santiago Peña, mantiene un vínculo fluido con Milei y se muestra receptivo a flexibilizar ciertas normas del bloque. Bolivia, con Rodrigo Paz como flamante presidente, se suma a esta línea de diálogo. En contraste, Lula da Silva aparece como el principal contrapunto regional, acompañado por el mandatario uruguayo Yamandú Orsi, más proclive al pragmatismo que al alineamiento ideológico. Según Embe, “lo hecho por el gobierno argentino se encuentra al límite de lo permitido por el estatuto del Mercosur y podría desencadenar una queja formal”. Aun así, el especialista reconoció que el acuerdo marco podría evolucionar en nuevas instancias negociadoras, aunque sin transformarse de manera inmediata en un pacto de libre comercio. El impacto más sensible se percibe en la relación con Brasil. Para el analista brasileño Marco Teixeira, “los acuerdos bilaterales debilitan al Mercosur y, en este caso particular, erosionan aún más una relación entre Milei y Lula que ya era frágil”. A esto se suma la ausencia del mandatario argentino en la cumbre donde Brasil esperaba finalmente anunciar avances con la Unión Europea, un punto de larga disputa regional. Desde la perspectiva del especialista Juan Negri, el movimiento de Buenos Aires expone un problema estructural: “La firma de este entendimiento es otra muestra del estancamiento del bloque. El Mercosur se encuentra en una encrucijada, tensionado por estructuras rígidas y por las diferencias ideológicas entre gobiernos”. El experto advierte que la región enfrentará semanas críticas, con un clima turbulento que podría redefinir el rol del bloque en el mapa político sudamericano. Opinión pública razonada: Para gran parte de la ciudadanía, el movimiento hacia una alianza firme con Estados Unidos puede interpretarse como un intento de reposicionar al país en el tablero global. Sin embargo, crece la preocupación por el posible debilitamiento del Mercosur, un espacio que, pese a sus falencias, sigue siendo clave para la economía argentina. La pregunta que queda abierta es si esta estrategia fortalecerá al país o si terminará aislándolo dentro de su propio vecindario. TAPA DEL DÍA