TAPA DEL DÍA – La familia de Catalina Maglio, la niña que sufrió lesiones sumamente graves durante la explosión de una maqueta en la feria de ciencias del Instituto Comercial Rancagua, rompió el silencio y aseguró que el episodio “no fue un accidente”. Lo hicieron tras acceder de primera mano a la causa judicial, que avanza con procesados por el uso de sustancias no permitidas. Javier Maglio, padre de Cata, publicó un mensaje en redes que tomó amplia repercusión. Allí expresó: “Gracias a todos por confiar en nuestro silencio. Hoy puedo decir que esto no fue un accidente. Los responsables sabían que lo que compraron estaba prohibido y que la supuesta ‘sal mágica’ era naftalina picada, un material altamente riesgoso”. El mensaje también apuntó contra quienes defendieron públicamente a los involucrados sin consultar el estado de la víctima. “Todos los que salieron a ponerse esa camiseta nunca preguntaron por mi hija. Me gustaría que hoy salgan a decir lo mismo”, sostuvo. Además, remarcó que las autoridades del colegio nunca se comunicaron con la familia. “Si alguien duda de esto, que se contacten con nosotros”, pidió. “Ya sabemos que no fue un accidente” En diálogo con el diario local La Opinión, Maglio profundizó sus dichos y explicó por qué eligieron mantener silencio durante tanto tiempo. “Nos quedamos callados porque no sabíamos qué pasaba en Pergamino. Ahora, después de reunirnos con el fiscal, sabemos que esto no fue un accidente”, afirmó. De acuerdo a los familiares, las pruebas de la causa fueron determinantes: “La gente que está procesada lo está porque lo que hicieron estuvo mal. Compraron un producto no permitido y además le agregaron naftalina picada. Eso era una bomba”. El padre explicó que, al instalarse temporalmente en Pergamino para acompañar el tratamiento de su hija, pudieron acceder con más detalle al expediente. “Sentí que tenía que decir algo. La gente nos ayudó muchísimo sin recibir nada a cambio, y era necesario contar lo que realmente pasó”. El estado de salud de Catalina La explosión ocurrió el 9 de octubre durante la exhibición escolar. Un fragmento metálico salió despedido y golpeó directamente en el rostro de la niña, provocándole lesiones gravísimas. Catalina fue derivada de urgencia al Hospital Garrahan y continúa bajo controles estrictos y procedimientos continuos. “Fuimos viajando todos los lunes a Buenos Aires, volvimos, y ahora tenemos que viajar martes y miércoles de la semana que viene otra vez”, detalló el padre, reflejando el intenso seguimiento médico necesario para la recuperación. No se comercializa la remera Días atrás circuló una imagen con la frase “Yo me pongo la camiseta por Cata”. La familia aclaró que no está vinculada a ninguna campaña comercial y que no lucra con ese mensaje: simplemente se trata de una muestra de apoyo que se viralizó entre vecinos y conocidos. El regreso a la escuela En medio de un proceso de recuperación largo y complejo, Catalina volvió a compartir actividades recreativas con sus compañeros. Participó recientemente de un campamento junto a los alumnos de cuarto grado de la Escuela Primaria Nº59 de Fontezuela y, según trascendió, podría retomar sus clases este jueves. Opinión pública El caso vuelve a exponer una preocupación constante en la comunidad educativa: la necesidad de protocolos estrictos, controles reales y responsabilidad institucional ante actividades que involucren sustancias o reacciones químicas. La sociedad reclama que episodios como este no vuelvan a repetirse y que las escuelas cuenten con mecanismos de prevención que resguarden a los estudiantes en todo momento. TAPA DEL DÍA – www.tapadeldia.com