El Gobierno nacional atraviesa horas decisivas en la antesala del debate del Presupuesto 2026 en el Senado. Luego de idas y vueltas y de una negociación que se intensificó tras el revés sufrido en la Cámara de Diputados, el oficialismo trabaja contrarreloj para garantizar la sanción del proyecto tal como llegó desde la Cámara baja, sin modificaciones de último momento. En la Casa Rosada asumen que no existe margen político para introducir cambios en el texto. Por eso, la estrategia quedó claramente delimitada: aprobar el Presupuesto vigente y postergar para otro momento la discusión de los artículos que quedaron afuera, entre ellos los vinculados a la emergencia en discapacidad y al financiamiento universitario, excluidos tras el rechazo al Capítulo XI. La decisión no fue sencilla. En el entorno presidencial reconocen que esos puntos generaron un fuerte malestar en algunas provincias, que terminaron retirando su apoyo en Diputados. “Las derogaciones se incorporaron sin consenso previo y eso tensó una relación que venía ordenada”, admitió una fuente con acceso directo a las negociaciones. Con esos temas fuera de la agenda inmediata, el Ejecutivo apuesta ahora a recomponer el diálogo con la denominada oposición dialoguista y, especialmente, con los gobernadores, actores clave para garantizar los votos en el Senado. El mensaje es claro: evitar nuevas sorpresas y asegurar la aprobación de la llamada “ley de leyes”. En ese marco, durante el fin de semana se multiplicaron los contactos políticos. La jefa del bloque de La Libertad Avanza, Patricia Bullrich, encabezó una videollamada con referentes de bancadas aliadas, un encuentro virtual que, según cálculos oficiales, reunió respaldos potenciales de alrededor de 44 senadores. El objetivo fue explícito: cerrar filas y confirmar que el Presupuesto se votará sin cambios. Desde esos espacios transmitieron una señal de acompañamiento, incluso desde sectores donde persisten diferencias con el Gobierno. El PRO, por ejemplo, anticipó su apoyo al Presupuesto pese al malestar interno por la exclusión del reparto de cargos en la Auditoría General de la Nación, aunque dejó abierta su postura frente a otros proyectos que se tratarán en la misma sesión. Este lunes, la mesa política volverá a reunirse en la Casa Rosada para afinar la estrategia parlamentaria. Participarán, además de Bullrich, la secretaria general Karina Milei; el jefe de Gabinete, Manuel Adorni; el ministro del Interior, Diego Santilli; el asesor presidencial Santiago Caputo y el secretario de Asuntos Estratégicos, Ignacio “Nacho” Devitt. El antecedente inmediato pesa. La última reunión de este núcleo duro ocurrió tras la derrota en Diputados y en un contexto de alta tensión política y social. Allí se resolvió postergar la reforma laboral para concentrar todos los esfuerzos en el Presupuesto, considerado una pieza central para la gobernabilidad en 2026. En el oficialismo sostienen que, con las concesiones realizadas, el escenario es más favorable. “No debería haber imprevistos”, repiten cerca del Ejecutivo, confiados en que los gobernadores también tienen interés en que el Presupuesto sea aprobado y despeje incertidumbres financieras para el próximo año. La expectativa es que el Senado sancione el proyecto este viernes, cerrando una semana marcada por negociaciones silenciosas, llamados cruzados y una consigna que se repite en cada despacho oficial: esta vez, no puede fallar.  En un escenario político fragmentado, el Presupuesto vuelve a funcionar como termómetro del poder real del Gobierno y de su capacidad para tejer acuerdos. No es un dato menor que la definición llegue tras una cadena de concesiones que expone, con crudeza, los límites y las urgencias del oficialismo. Opinión pública Más allá del resultado de la votación, el debate deja una señal clara: en el actual mapa político, la gobernabilidad se construye con pragmatismo y negociación constante. Aprobar el Presupuesto sin cambios puede leerse como una concesión, pero también como una decisión para evitar un vacío institucional que ningún actor, oficialista u opositor, parece dispuesto a asumir. TAPA DEL DÍA