Las secuelas del conflicto por la Auditoría General de la Nación (AGN) todavía se sienten en la Cámara de Diputados. Luego de una votación que dejó heridos en los bloques dialoguistas, el presidente del cuerpo, Martín Menem, decidió activar una estrategia de contención política para recomponer los vínculos con aliados centrales como el PRO, la UCR y fuerzas provinciales. La preocupación del oficialismo no es menor. Con apenas 95 diputados propios, La Libertad Avanza depende de manera directa del acompañamiento de los llamados “bloques del medio” para alcanzar el quórum de 129 legisladores y avanzar con la agenda legislativa del presidente Javier Milei. El Presupuesto 2026, junto con la Reforma Laboral y los cambios en la Ley de Glaciares, forman parte del paquete de iniciativas que el Gobierno pretende tratar en febrero, durante las sesiones extraordinarias. En ese contexto, Menem comenzó una serie de reuniones informales con diputados propios y aliados, con el objetivo de “dar vuelta la página” tras el episodio de la AGN. Desde la presidencia de la Cámara baja admitieron que el titular de Diputados alterna encuentros entre “asados y cafés” con legisladores para descomprimir el clima político y reconstruir confianzas. Uno de los encuentros confirmados fue con el jefe del bloque PRO, Cristian Ritondo, aunque el malestar dentro del macrismo persiste. La designación de los auditores —Mónica Almada por La Libertad Avanza, Juan Ignacio Forlón por Unión por la Patria y Pamela Calletti por Innovación Federal— fue interpretada por sectores dialoguistas como una ruptura de acuerdos políticos previos. “Se rompió un pacto”, lanzó con dureza el diputado del PRO Martín Ardohain. “El PRO bancó a un Gobierno débil y ahora parece que se olvidaron de quiénes les permitimos sostener los dos primeros años del mandato”, agregó, en referencia al respaldo parlamentario brindado al oficialismo desde diciembre de 2023. El conflicto por la AGN no fue un hecho aislado. También generó ruido la designación del representante de Diputados en el Consejo de la Magistratura. Allí, el oficialismo avanzó con el nombramiento del cordobés Gonzalo Roca, dejando de lado a la radical Karina Banfi, cuyo nombre había sido propuesto con anticipación por la UCR y el PRO. Ese antecedente profundizó la desconfianza hacia la conducción de Menem. Incluso resta definir la vicepresidencia tercera de la Cámara, un cargo que se disputan los interbloques Unidos y Fuerzas del Cambio, ambos con 22 diputados. Desde el espacio que lidera Ritondo impulsan nuevamente a Banfi, hoy al frente del monobloque Adelante Buenos Aires, tras su salida de la bancada radical. Mientras tanto, Ritondo decidió llevar el conflicto a la Justicia. Presentó un amparo para frenar las designaciones de los auditores, aunque la AGN avanzó igualmente con la jura de los nuevos integrantes en una sesión extraordinaria encabezada por su presidente, Juan Manuel Olmos. Los mandatos se extenderán hasta 2033, lo que profundizó aún más el enojo opositor. En paralelo, dentro del Congreso quedó en evidencia que el oficialismo necesita sostener acuerdos con sectores dialoguistas. La sesión clave del 17 de diciembre, cuando el quórum para debatir el Presupuesto 2026 se logró apenas dos minutos antes del cierre del plazo reglamentario, fue una señal clara. Allí resultó determinante el aporte de legisladores de Provincias Unidas y referentes como Miguel Pichetto y Nicolás Massot. “Se la tienen que dejar de creer”, resumió ante este medio un diputado porteño, reflejando el clima de advertencia que empieza a instalarse en los bloques aliados frente a la estrategia del oficialismo. Por ahora, no hay sesiones previstas en Diputados, salvo que el Senado introduzca cambios al Presupuesto y la iniciativa deba volver a la Cámara baja. Todas las miradas están puestas en febrero, cuando el Gobierno intente reactivar la agenda legislativa en un escenario político más frágil y con alianzas que ya no se dan por garantizadas.  TAPA DEL DÍA -  www.tapadeldia.com
