¿El PRO se extingue o se reinventa? El dilema que atraviesa al partido que supo gobernar la Argentina Redacción del Diario TAPA DEL DÍA - Una pregunta recorre el corazón político del PRO: ¿qué versión de sí mismo quiere ser en este nuevo escenario nacional? En momentos donde el oficialismo de Javier Milei impone agenda con inteligencia táctica y una clara visión disruptiva, el partido fundado por Mauricio Macri enfrenta su crisis más profunda desde la creación. La tensión no es nueva, pero ahora estalló en la superficie: ¿puede un partido que se formó como oposición al kirchnerismo alinearse con un Gobierno que, aunque comparte objetivos de fondo, lo denigra públicamente? Las redes sociales reflejan el pulso: más de 200 respuestas a una simple consulta evidencian incomodidad, confusión y, sobre todo, una falta de conducción clara. La frase de cabecera de Macri, “entre lo conveniente y lo correcto, el PRO siempre hará lo correcto”, se vuelve ahora una brújula difusa. Muchos dirigentes ya no saben si votar lo que creen justo o diferenciarse por supervivencia política. A pesar de las chicanas del oficialismo, en el Congreso las diferencias fueron mínimas: el PRO apoyó leyes clave, desreguladoras, alineadas con su propio ADN. El problema, sin embargo, no es solo legislativo. Es identitario. ¿Qué es hoy el PRO? ¿Sigue siendo “el partido del hacer” o se convirtió en un dispositivo inerte, atrapado en sus fantasmas del pasado? Mientras Cristina Fernández y Axel Kicillof avanzan en la provincia con una maquinaria que mezcla asistencialismo, relato y poder territorial, el PRO parece girar en círculos. “Tenemos enfrente a quienes hundieron a la provincia en inseguridad y pobreza. Para cambiar la Argentina hay que cambiar Buenos Aires. Y eso no se logra con un partido paralizado ni dividido”, se lee en un fragmento clave del documento interno que llegó a la redacción de TAPA DEL DÍA. El dilema se profundiza cuando se plantea una alianza con La Libertad Avanza en territorio bonaerense. ¿Traición o pragmatismo? ¿Riesgo de diluirse o chance para sobrevivir? Desde el propio PRO, algunos lo ven como una oportunidad táctica: unir fuerzas para ganarle al kirchnerismo sin resignar la identidad. Otros, en cambio, temen que sea el principio del fin. Hay consenso en algo: el PRO necesita urgente una renovación. “No es solo una cuestión organizativa, es una cuestión de supervivencia. No podemos ser el BlackBerry de la política”, sentencia uno de los principales operadores bonaerenses. La comparación con el celular que fue vanguardia y cayó por no adaptarse retumba fuerte. Reformar la estructura, apostar por nuevos liderazgos, descentralizar el poder y reactivar el músculo territorial son las recetas que más se repiten en los círculos internos. Pero el tiempo corre. Las elecciones legislativas están cerca y el riesgo es quedar atrapado entre la nostalgia y la irrelevancia. La historia de la política argentina es implacable con los partidos que no se reinventan. El radicalismo, el Frepaso, la Coalición Cívica: todos, en algún momento, enfrentaron el abismo de la descomposición. El PRO, que nació como una esperanza liberal-republicana, corre hoy ese mismo riesgo. En este contexto, el documento publicado recientemente en redes y replicado por TAPA DEL DÍA no es solo un diagnóstico. Es un llamado a la acción. Una última oportunidad para recuperar la frescura, el coraje y la eficacia que alguna vez lo convirtieron en la fuerza más moderna del país. ???? Opinión pública razonada: La política argentina demanda madurez estratégica. Si el PRO no encuentra una fórmula para integrarse al presente sin olvidar su esencia, será barrido por la polarización o absorbido por lo que criticó. Una alianza inteligente con LLA, sin renunciar a sus valores, puede ser un puente hacia una nueva etapa. Pero no hay más margen para las excusas: o cambia, o desaparece.