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Milei no cierra la puerta a pactos provinciales: qué distritos analiza y cómo impactan las tensiones en el Senado

Aunque la confrontación con los gobernadores creció tras la sesión del Senado, el Gobierno aún evalúa sellar alianzas estratégicas en algunas provincias clave. La interna libertaria, el factor Caputo y la cuenta regresiva hacia el cierre de frentes electorales.

  • 12/07/2025 • 08:32

A menos de un mes del plazo legal para definir las alianzas de cara a las elecciones nacionales, el Gobierno de Javier Milei no descarta concretar acuerdos con mandatarios provinciales. A pesar de la creciente tensión que marcó el escenario en el Senado la última semana, en la Casa Rosada analizan con pragmatismo dónde conviene ceder para garantizar gobernabilidad y músculo legislativo en 2025.

La sesión del Senado del pasado jueves dejó un saldo político complejo para el oficialismo: se aprobaron tres leyes, se otorgó media sanción a otras dos y se rechazó un veto presidencial. Para el Gobierno, funcionó como un termómetro de fidelidades. “Quedó en evidencia quiénes quieren volver al caos y la emisión descontrolada”, evaluó el ministro de Economía, Luis Caputo, en clave electoral.

En el entorno de Santiago Caputo, asesor presidencial y cerebro de la narrativa libertaria, definieron un nuevo eje de campaña: ya no es casta vs. anti-casta, sino el partido de la libertad contra el partido del Estado. Una dicotomía que incluye a todos los que no acompañen el rumbo reformista de Milei. Bajo ese marco, los vínculos con las provincias toman otra dimensión.

El Presidente subió el tono y acusó a los 23 gobernadores y al jefe de Gobierno porteño de querer “destruir el país” por acompañar algunos proyectos legislativos. Eso generó una reacción coordinada de mandatarios, sobre todo del ex Juntos por el Cambio, que buscaron marcar límites sin romper del todo. “No queremos destruir su Gobierno, tampoco somos irresponsables fiscales”, deslizaron desde una provincia central.

Ese gesto fue leído como una señal de apertura en Casa Rosada, que identificó distritos donde aún es posible construir acuerdos. Las provincias que están bajo observación son: Entre Ríos (Rogelio Frigerio), Mendoza (Alfredo Cornejo), Chaco (Leandro Zdero), San Juan (Marcelo Orrego), Catamarca (Raúl Jalil) y San Luis (Claudio Poggi).

En esos casos, o bien los senadores se ausentaron en votaciones clave, o directamente no cuentan con representantes propios. La lectura en Balcarce 50 es que “al menos no se opusieron abiertamente”, lo cual basta para mantener el canal de diálogo abierto.

La coordinación está a cargo de Eduardo “Lule” Menem, operador nacional de La Libertad Avanza, bajo el mando directo de Karina Milei. Las próximas pruebas serán decisivas: la reacción de los diputados provinciales cuando lleguen a la Cámara baja los vetos presidenciales a leyes como la suba de jubilaciones o la emergencia en discapacidad será observada con lupa.

Mientras tanto, los roces dentro del Gobierno son inocultables. El asesor Santiago Caputo, con menos contacto con gobernadores que en meses anteriores, sigue diseñando escenarios junto a Karina Milei. Sin embargo, su relación con el ala política de los Menem está deteriorada. Aun así, conserva peso estratégico.

La otra pieza central es Guillermo Francos, jefe de Gabinete, quien mantiene puentes con varios mandatarios y es respaldado en público por el propio Presidente, incluso cuando el discurso libertario se radicaliza.

La mirada está puesta en el 7 de agosto, fecha límite fijada por la Justicia Electoral para inscribir alianzas. En el oficialismo debaten hasta qué punto preservar la identidad libertaria o sumar aliados a costa de ceder autonomía. “Si siempre postergamos las alianzas por pureza ideológica, nunca vamos a poder reformar el sistema”, aseguran desde un sector del Gobierno.

El trasfondo de todas las disputas, según admiten incluso algunos libertarios, es económico: las provincias reclaman coparticipación de ATN y el impuesto a los combustibles líquidos, pero el Ministerio de Economía no ofrece contrapropuestas claras. La falta de incentivos económicos complica el tejido político.

En simultáneo, el factor redes sociales también juega: el senador Luis Juez, que apoyó un proyecto por su historia personal y luego rechazó otra iniciativa clave, fue duramente criticado por cuentas libertarias, lo cual genera temores entre dirigentes que evalúan acercarse al oficialismo.

En definitiva, el Gobierno navega entre la ofensiva discursiva y la necesidad de acordar. El desafío: no desdibujar su identidad y, al mismo tiempo, garantizar gobernabilidad. Las próximas semanas definirán si La Libertad Avanza se consolida como fuerza nacional con anclaje territorial o queda atrapada en su propio laboratorio ideológico.

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