Encierro, fuego y muerte: un acuerdo exprés podría dejar en 7 años de cárcel al acusado por la tragedia de Laferrere

El caso conmocionó a Laferrere y volvió a exponer las grietas más profundas del sistema judicial. Este lunes, el Tribunal Oral Criminal N.º 5 de La Matanza tratará un juicio abreviado que podría cerrar de manera anticipada una de las tragedias más estremecedoras de los últimos años: la muerte de Macarena Sorrentino y de su hijo León Fernández, ocurrida tras un incendio en la vivienda donde ambos estaban encerrados.

El único acusado es Pedro Fernández, expareja de Macarena y padre del niño. Sin embargo, no será juzgado por las muertes. A partir de un acuerdo entre la fiscalía y la defensa, el hombre solo responderá por el delito de privación ilegítima de la libertad agravada, lo que habilita una pena de apenas siete años de prisión.

La resolución evita un juicio por jurados y el debate público. Todo se definirá a puertas cerradas, en un trámite exprés que desató la indignación de la familia de las víctimas. “Es una vergüenza. Lo único que probaron es que los tenía encerrados”, denunció Zulaica Sorrentino, hermana de Macarena.

El incendio ocurrió el 30 de mayo de 2024 en una casa ubicada sobre la calle Paso Itú al 2300. Macarena, de 37 años, y León, de 6, murieron asfixiados por inhalación de humo. La vivienda quedó destruida tras una explosión provocada por una fuga de gas y un elemento externo que inició el fuego.

Mientras madre e hijo agonizaban, Fernández permanecía en su ferretería, dentro del mismo terreno. Testigos y familiares aseguran que no intentó auxiliarlos ni permitió que otros lo hicieran. Según consta en la causa, se negó a entregar las llaves de los candados que bloqueaban la salida y tampoco facilitó herramientas para forzar la puerta.

La investigación reconstruyó un patrón de control y encierro. Aunque ya no convivían como pareja, Fernández dominaba cada aspecto de la vida de Macarena y del niño, quien tenía autismo severo y dependía completamente de un adulto. Cambiaba cerraduras, colocaba candados y enviaba videos a los familiares mostrando que la casa estaba bajo su control.

Durante la instrucción, se acreditaron denuncias previas por violencia, signos de golpes en el cuerpo de la víctima y un encierro sistemático que se prolongó durante años. Sin embargo, la hipótesis de femicidio y filicidio fue descartada porque los peritajes no lograron determinar quién encendió el fuego, a pesar de que el fiscal interviniente reconoció que el incendio fue intencional.

Las hermanas de Macarena también cuestionan otros elementos que consideran claves. El alto nivel de alcohol en sangre detectado en la autopsia contradice, según relatan, el tratamiento psiquiátrico que ella seguía. Además, las joyas que siempre llevaba puestas no fueron encontradas en el lugar.

La semana pasada, la familia protestó frente a la Fiscalía de San Justo al enterarse del acuerdo. El juicio por jurados ya tenía fecha para marzo del año próximo, pero la causa cambió de rumbo de manera repentina. Para los Sorrentino, se trata de un retroceso que vacía de sentido la investigación.

Ahora la decisión está en manos del juez Matías Deane, quien debe resolver si homologa el acuerdo de siete años o si habilita el planteo de la familia, que presentó un escrito de oposición horas antes de la audiencia.

De convalidarse el juicio abreviado, Fernández podría recuperar la libertad en un plazo sensiblemente menor al de la pena acordada.

“El Estado la abandonó en vida y volvió a hacerlo cuando murió”, resumió Zulaica Sorrentino antes de ingresar a la audiencia virtual. Su reclamo no apunta solo a una condena mayor, sino a que la muerte de Macarena y León no quede reducida a un expediente sin responsables.

TAPA DEL DÍA

Opinión pública: Cuando una causa con víctimas fatales se resuelve sin debate, sin jurado y sin dar respuesta a los familiares, la Justicia no solo administra penas: también envía mensajes. En este caso, el riesgo es que el mensaje sea devastador: que el encierro, el abandono y la muerte puedan quedar subsumidos en un acuerdo que no refleja la gravedad de los hechos ni el daño irreparable causado.