En la antesala de las celebraciones de Fin de Año, el Municipio de Pergamino reafirmó la vigencia y el alcance de la normativa local que prohíbe el uso y la comercialización de pirotecnia sonora. Lejos de una discusión cultural o simbólica, desde el gobierno local insisten en que se trata de una política pública sostenida, orientada a garantizar la convivencia, la salud y el cuidado de toda la comunidad. Desde la Dirección de Habilitaciones, su titular Juan O’Brien explicó que, como ocurre cada diciembre, se habilita de manera excepcional y temporaria la venta de determinados productos pirotécnicos, siempre bajo controles rigurosos y dentro de los márgenes que fijan las ordenanzas vigentes. “No hay excepciones a la norma: se autoriza únicamente lo permitido y bajo las mismas exigencias que cualquier comercio de la ciudad”, remarcó. Según detalló el funcionario, los comercios que solicitan habilitación deben cumplir con inscripción tributaria, documentación completa y respeto estricto de la legislación local. En ese marco, está terminantemente prohibida la comercialización de pirotecnia de categoría C4, es decir, artefactos de impacto sonoro moderado a alto. “La ordenanza es clara y se informa expresamente a cada comerciante. No se pueden vender productos explosivos que generen estruendos”, sostuvo O’Brien. El número de locales autorizados también marca una tendencia. Este año son apenas tres los comercios que se encuentran tramitando habilitación, frente a los cinco del período anterior. Para las autoridades, este dato no es menor: refleja un cambio de conducta y una mayor conciencia social sobre los efectos negativos de la pirotecnia sonora. Sin embargo, el principal foco de preocupación está puesto en la venta clandestina, especialmente a través de redes sociales. “Las denuncias por publicaciones y promociones ilegales se multiplicaron. Es un circuito complejo, pero se trabaja en la identificación y sanción de quienes incumplen la norma”, explicó el titular de Habilitaciones. En este punto, el Municipio destaca el acompañamiento de organizaciones protectoras de animales y de familias de niños y niñas con hipersensibilidad sensorial. “El ruido genera consecuencias reales y profundas. Por eso es fundamental respetar la prohibición”, señaló O’Brien, en una definición que resume el espíritu de la política local. El compromiso ciudadano aparece como una pieza central del esquema de control. Ante la detección de venta clandestina, los vecinos pueden comunicarse con el 147 para realizar la denuncia. “Todas las denuncias son anónimas y resultan clave para poder actuar con rapidez”, aclaró el funcionario. El operativo se completa con un trabajo coordinado junto a la Brigada de Explosivos de San Nicolás, que realiza inspecciones sorpresivas y actúa ante denuncias relevantes. Además, la autorización para vender pirotecnia tiene un plazo definido: desde el 22 de diciembre hasta el 1° de enero inclusive, sin posibilidad de prórroga. Desde el Municipio insisten en que no se trata solo de controles y sanciones, sino de un cambio de mirada. En palabras de O’Brien, “si alguien decide usar pirotecnia, debe hacerlo con responsabilidad y respeto por los demás”. Una definición que sintetiza el eje de esta política que busca consolidar una ciudad con menos ruidos y más empatía. Opinión pública: la reducción sostenida de comercios habilitados y el aumento de la conciencia social muestran que la prohibición de la pirotecnia sonora dejó de ser una imposición para convertirse en un consenso. En tiempos donde la convivencia se pone a prueba, políticas claras y sostenidas terminan marcando el camino. TAPA DEL DÍA