TAPA DEL DÍA Julieta Makintach, hasta este martes titular del Tribunal Oral en lo Criminal N°2 de San Isidro, fue destituida por unanimidad en un veredicto que marca uno de los casos más resonantes del sistema judicial bonaerense en los últimos años. Lo que alguna vez imaginó como el tramo final de un recorrido ascendente terminó convertido en una caída abrupta y sin precedentes. Makintach, de 48 años, había proyectado que el 2025 sería el año de su consolidación. Incluso especulaba con que el juicio por la muerte de Diego Maradona podría resultar su trampolín definitivo hacia la Suprema Corte provincial. Sin embargo, el ingreso de cámaras para la grabación del documental Justicia Divina, protagonizado por una amiga de la infancia y un realizador, detonó un escándalo que la dejó fuera de la magistratura. Desde que trascendió la filmación en junio, la jueza expresó su malestar con dureza. Aseguraba que la actividad no afectaba su imparcialidad y que la grabación era apenas un “piloto creativo” que jamás se vincularía con el juicio en curso. “Me arrepiento, pero no cometí ningún delito”, insistió durante el proceso, mientras afirmaba que colegas, funcionarios y referentes del sistema judicial estaban “informalmente al tanto”. La presión pública se intensificó cuando Gianinna Maradona la contactó para confirmar si la filmación era real. Makintach lo negó, aunque debió asistir luego a una mediación con las hijas del ídolo por presunto uso indebido de imagen, un expediente que podría implicar un reclamo económico significativo. En paralelo, su comportamiento dentro del tribunal comenzó a ser cuestionado. Relatos de colegas describen discusiones, cambios de ánimo bruscos y tensiones crecientes. El juez Maximiliano Savarino fue contundente en el jury: la calificó de “manipuladora” y sostuvo que había engañado al tribunal. La tercera integrante, Verónica Di Tomasso, evitó declarar. A lo largo de sus descargos, Makintach defendió su trayectoria. Recordó sus 27 años de carrera, sus estudios de posgrado y su paso como secretaria de Rafael Sal Lari, a quien consideraba un mentor. También remarcó que nunca buscó beneficios personales y que solo había colaborado con una idea artística impulsada por una amiga, María Lía Vidal Alemán, quien también declaró en el proceso entre lágrimas, asegurando que solo buscaban registrar imágenes de la jueza. www.tapadeldia.com El productor José Arnal, responsable de “La Doble”, reconoció haber invertido alrededor de 7 millones de pesos, con un proyecto final estimado en unos 800 mil dólares, lo que complejizó aún más la situación de la magistrada. A las 10.41, el jury emitió el fallo definitivo. Makintach no estuvo presente para escuchar la resolución: “Necesito paz para mí y mi familia”, transmitió en un mensaje. Ahora analiza el futuro. Una posibilidad es que retome el ejercicio privado de la abogacía, siguiendo el camino de su exjefe Sal Lari, hoy integrante de un prestigioso estudio. En las charlas previas al veredicto, la exjueza repetía con amargura: “Era una gran jueza. No llego a los 5 millones de pesos de sueldo, pagué mis maestrías con préstamos. Todo lo que hice fue con esfuerzo”. Aun así, el desenlace fue inapelable. Opinión pública razonada: El caso Makintach abre un interrogante profundo sobre los límites éticos dentro del Poder Judicial y su relación con la exposición mediática. Más allá de las responsabilidades individuales, la repercusión del fallo demuestra que la sociedad demanda conductas cada vez más transparentes en quienes administran justicia. TAPA DEL DÍA – www.tapadeldia.com