TAPA DEL DÍA Pac-Man, el videojuego que este 2025 celebra 45 años, se ha consolidado como un ícono global del entretenimiento y la cultura pop. Su historia comenzó en Japón a finales de los años 70 y su origen revela un detalle casi anecdótico que cambiaría la industria para siempre: la inspiración surgió de una pizza. El diseñador Toru Iwatani, mientras disfrutaba de una pizza de salami, observó cómo al retirar un triángulo del círculo, el resto adquiría la forma de una boca abierta. De allí nació Pac-Man: un personaje simple, simpático y atemporal, pensado para representar el acto de comer de manera universal. Esta idea se materializó en 1980 y rápidamente se convirtió en uno de los videojuegos más reconocidos y jugados del mundo. Su éxito radica en la sencillez. Cualquier persona podía comprender el objetivo sin necesidad de experiencia previa. Pac-Man recorría laberintos recolectando puntos y evitando a cuatro fantasmas —Blinky, Pinky, Inky y Clyde— cada uno con color y personalidad únicos. Esta combinación de estrategia, memoria y destreza ofrecía un desafío constante, pero accesible para todos. En entrevistas, Iwatani destacó la influencia del wabi-sabi, la estética japonesa que encuentra belleza en la simplicidad efímera, aplicada tanto en los personajes como en los fantasmas. La jugabilidad, un equilibrio perfecto entre azar y táctica, sumado a la propuesta amigable para mujeres y familias, rompió con la tendencia bélica de otros juegos de la época. Pac-Man no solo se consolidó como símbolo de videojuegos. Su imagen redonda, colores brillantes y diseño memorable traspasaron consolas y generaciones, convirtiéndose en un emblema comparable a marcas universales como los arcos dorados de McDonald’s. Bandai Namco, responsable del personaje, confirma que su reconocimiento es instantáneo: "Cualquiera puede entender de un vistazo lo que significa Pac-Man", afirmó Michiko Kumagai. Además de entretenimiento, Pac-Man se convirtió en objeto de estudio científico. Investigaciones en neurociencia y cognición han utilizado el juego para analizar reacciones ante el peligro, toma de decisiones y patrones de movimiento ocular, incluso en primates. La franquicia se ha expandido con secuelas y renovaciones que mantienen el espíritu del original, consolidando su relevancia cultural y educativa. Más de cuatro décadas después, Pac-Man sigue siendo un símbolo de creatividad, accesibilidad y permanencia. Su capacidad para atraer tanto a jugadores ocasionales como a expertos en torneos, sumada a su estética y mecánica simple, asegura que el clásico nacido de una pizza siga presente en la memoria colectiva. Opinión pública: expertos y fanáticos coinciden en que Pac-Man no solo es un juego, sino un puente cultural que demuestra que las ideas más sencillas pueden convertirse en fenómenos universales. TAPA DEL DÍA