El precio de los cortes vacunos volvió a dar un salto significativo en Pergamino y encendió luces de alarma tanto en comerciantes como en consumidores. Desde el inicio de diciembre, la media res que llega a las carnicerías de la ciudad acumuló un incremento del 17%, un ajuste que fue trasladado de manera inmediata y completa a los mostradores. En ese contexto, el kilo de asado ya se vende a $19.000, un valor que golpea de lleno al consumo cotidiano. Según explicaron carniceros locales, el aumento incluso supera la suba registrada en el kilo vivo en el Mercado de Cañuelas, principal referencia del sector. “Lo que nos llega ya viene con aumento y no hay margen para absorber nada”, reconoció un comerciante del centro de la ciudad. La situación, lejos de estabilizarse, podría agravarse: los propios vendedores anticipan que en las próximas horas se aplicaría un nuevo ajuste en las pizarras. Uno de los cortes más demandados para el consumo diario, la bola de lomo —utilizada principalmente para milanesas— se comercializa en promedio a $19.000 el kilo. En algunos locales todavía puede encontrarse a un precio algo menor, aunque en otros ya supera esa cifra. “A mí me bajan el kilo a $9.000, pero después hay que sumarle todos los costos”, explicó el dueño de una carnicería céntrica, reflejando la presión que atraviesa la cadena. La consecuencia directa es una fuerte retracción del consumo. Un asado para cuatro personas implica hoy un gasto exclusivo en carne que oscila entre $40.000 y $50.000. “Por eso el consumo se vino a pique”, afirmó otro comerciante, quien además advirtió que “una familia tipo ya no llega a consumir 10 kilos de carne por mes”. En esa misma línea, un costillar de 10 kilos se ofrece alrededor de $180.000, aunque el precio puede variar según el comercio. Entre los cortes más caros aparece el peceto, una pieza clave en esta época del año por su uso en platos tradicionales como el vitel toné. En las carnicerías de Pergamino, su valor ronda los $23.000 el kilo, lo que complica aún más las compras de cara a las celebraciones de fin de año.  Al analizar las causas del aumento, los carniceros coinciden en varios factores estructurales. Por un lado, sostienen que el stock ganadero se mantiene prácticamente estancado desde hace décadas, mientras la población continúa creciendo. Esto provoca una reducción progresiva de la disponibilidad de carne vacuna por habitante. A ese escenario se suma una demanda internacional en alza, con mercados externos dispuestos a pagar valores muy atractivos por la carne argentina, lo que presiona sobre los precios internos. En paralelo, las grandes cadenas de supermercados operan bajo una lógica distinta. En muchos casos, ofrecen promociones puntuales sobre cortes “populares” para atraer clientes, e incluso algunas participan directamente como productores ganaderos. Sin embargo, esas ofertas suelen ser limitadas y no logran compensar el encarecimiento generalizado que se observa en las carnicerías barriales.  Mientras tanto, en Pergamino el impacto se siente con fuerza en los hogares y en los comercios, que ven reducirse las ventas semana a semana. Con nuevas subas en puerta, el interrogante es hasta dónde podrá sostenerse el consumo de carne vacuna, históricamente uno de los pilares de la mesa argentina. TAPA DEL DÍA