TAPA DEL DÍA - En un mercado inmobiliario que vive una transformación profunda, la firma de un contrato de alquiler dejó de ser un trámite estandarizado para convertirse en una negociación abierta, donde cada cláusula importa. Con la eliminación de las rigideces de la normativa anterior, propietarios e inquilinos pueden definir plazos, moneda, mecanismos de actualización y garantías a medida. Pero esa flexibilidad, lejos de simplificar, exige más atención y mayor previsión. Según los últimos relevamientos del Colegio Profesional Inmobiliario porteño, la oferta de departamentos en alquiler en la Ciudad de Buenos Aires creció cerca del 170%, y en el AMBA el aumento supera el 200%, de acuerdo con el informe de Mercado Libre y la Universidad de San Andrés. Esta mayor disponibilidad amplió el margen de negociación, pero también volvió indispensable revisar cada punto del acuerdo con lupa. Guía detallada con las ocho claves que permiten asegurar contratos claros, equilibrados y previsibles. 1. Depósito en garantía y moneda de pago Hoy es posible pactar libremente el monto del depósito, su moneda y la forma de actualización. Los especialistas recomiendan que mantenga proporcionalidad con el alquiler para no convertirse en un obstáculo injustificado. El contrato debe precisar dónde queda resguardado, cuándo se devuelve y cómo se ajustará. 2. Duración del contrato: plazos flexibles Con la eliminación del plazo mínimo, las partes pueden acordar contratos de 6, 12, 18, 24 meses o más. La clave es dejar por escrito el plazo exacto y los mecanismos en caso de que una de las partes decida interrumpir el acuerdo. 3. Moneda, precio y ajustes El alquiler puede fijarse en pesos, dólares u otra moneda acordada, con actualizaciones trimestrales, cuatrimestrales o semestrales. IPC, índices privados o variaciones pactadas son algunas opciones utilizadas. Lo esencial es que el método quede detallado para evitar conflictos futuros. 4. Garantías: más alternativas La libertad contractual amplió el abanico de garantías: propietaria, recibo de sueldo, seguro de caución, garantías bancarias o comerciales, entre otras. Los expertos aconsejan que sean proporcionales al valor del alquiler y que estén detalladas en un apartado específico. 5. Rescisión anticipada: reglas claras El inquilino puede rescindir en cualquier momento abonando una compensación del 10% sobre los alquileres que resten hasta el final del contrato. Para evitar malentendidos, se deben estipular la fórmula de cálculo, la forma de notificación y el plazo de entrega del inmueble. 6. Valores de mercado: una referencia clave Aunque los precios son libres, los valores de mercado sirven como guía. En CABA, un dos ambientes ronda entre $550.000 y $750.000 mensuales. Con una inflación proyectada a la baja, los especialistas prevén acuerdos más previsibles para 2026. 7. Redacción del contrato: precisión absoluta La flexibilidad no elimina la necesidad de claridad. Moneda, índice de actualización, frecuencia, garantías, responsabilidades y gastos deben quedar especificados. Hoy muchos contratos combinan distintos mecanismos de ajuste, siempre que estén firmados por ambas partes. 8. Gastos, reparaciones y expensas El contrato debe detallar cómo se repartirán los gastos habituales del inmueble. En términos generales, el inquilino abona las expensas ordinarias y el propietario las extraordinarias. Sin embargo, cualquier excepción debe estar expresamente escrita. También deben precisarse responsabilidades sobre servicios, impuestos, mantenimiento y seguros. Un escenario que exige más atención La reaparición de unidades disponibles abrió oportunidades para acuerdos más equilibrados y dinámicos. Pero la flexibilidad demanda contratos más completos y responsables. Tal como resume el abogado Mariano Esper, “un contrato bien escrito es la herramienta fundamental para una relación sana entre propietario e inquilino”. Opinión pública La tendencia actual muestra que la libertad contractual, bien utilizada, puede fortalecer la transparencia y mejorar la convivencia entre propietarios e inquilinos. Pero la experiencia demuestra que los acuerdos improvisados suelen generar tensiones. En un mercado más amplio y competitivo, la claridad es la mejor defensa para ambas partes. TAPA DEL DÍA