Las Labubus no son simples juguetes. Con apenas 20 cent&iacute;metros de alto, cuerpo de peluche y cabeza de vinilo, estos mu&ntilde;ecos de ojos grandes, orejas puntiagudas y una sonrisa ambigua han logrado un estatus de art&iacute;culo de colecci&oacute;n y objeto aspiracional. Rihanna, Kim Kardashian, estrellas del K-Pop y Rodrigo de Paul ya forman parte de su legi&oacute;n de fan&aacute;ticos, mientras ni&ntilde;os y adolescentes se pelean por tener la suya. Creada por el artista coreano Kasing Lung, la primera Labubu fue parte de una serie de libros ilustrados y lleg&oacute; al mercado en 2019 sin grandes expectativas. Sin embargo, en 2024 el fen&oacute;meno explot&oacute; a nivel global, impulsado por influencers como Lisa, integrante de Blackpink, y la viralidad de las redes sociales. <p style="text-align: center;"> Rodrigo de Paul y Rihanna comparten su amor por el accesorio furor (Foto: Inter Miami / Daily Mail) El furor es tal que algunas mu&ntilde;ecas que originalmente costaban entre 18 y 50 d&oacute;lares alcanzan precios de reventa superiores a los 170.000 d&oacute;lares. La especulaci&oacute;n y el acaparamiento provocaron disturbios en tiendas f&iacute;sicas, obligando a Pop Mart, la empresa fabricante, a centralizar las ventas en l&iacute;nea y en m&aacute;quinas expendedoras autom&aacute;ticas en m&aacute;s de 30 pa&iacute;ses. El &eacute;xito de las Labubus combina factores racionales y emocionales: cajas cerradas con mu&ntilde;ecas sorpresa, rareza de ciertas ediciones, efecto aspiracional, y la est&eacute;tica Kawaii que conecta con un p&uacute;blico que busca escapar del caos cotidiano. Como se&ntilde;al&oacute; el escritor Rodrigo Fres&aacute;n, los adultos compradores no regresan a la infancia: buscan un refugio en el juego y en el coleccionismo, convirti&eacute;ndose en los llamados &quot;Kidults&quot;. El imperio Pop Mart ha generado un impacto econ&oacute;mico sin precedentes. Wan Ning, fundador de la compa&ntilde;&iacute;a, super&oacute; en riqueza a Jack Ma y alcanza una fortuna estimada en 27.500 millones de d&oacute;lares. La empresa vale tres veces m&aacute;s que gigantes tradicionales como Mattel y Hasbro, y sus acciones se dispararon un 500% desde el inicio del fen&oacute;meno. <p style="text-align: center;"> Wanda Nara le puso un Labubu a su cartera Chanel rosa. (Foto: Instagram/@wanda_nara) El alcance de las Labubus no se limita al coleccionismo. Rodrigo de Paul y otros futbolistas argentinos llevan sus mu&ntilde;ecos como accesorio de moda en Ezeiza, mientras celebridades internacionales las cuelgan de carteras y mochilas, consolidando su estatus cultural y global. Lo que comenz&oacute; como un experimento discreto en China se ha convertido en un fen&oacute;meno de alcance mundial, capaz de generar fervor entre ni&ntilde;os, adolescentes, adultos y figuras del entretenimiento. Opini&oacute;n p&uacute;blica: El caso Labubu demuestra c&oacute;mo un objeto aparentemente trivial puede transformarse en un fen&oacute;meno global a trav&eacute;s de la combinaci&oacute;n de marketing, cultura pop y redes sociales. Su historia pone en evidencia la capacidad del consumo aspiracional para alterar mercados y generar millonarios en cuesti&oacute;n de meses. TAPA DEL D&Iacute;A | www.tapadeldia.com