Este lunes se celebró en la sala del Tribunal Oral en lo Criminal N°1 de Pergamino una audiencia crucial en el juicio contra Leandro Daniel Núñez, acusado de asesinar a Eduardo Manuel Boncompain, conocido en el barrio como “Víbora”, en un robo ocurrido en marzo de 2024. Según el fiscal Daniel Aguilar, Núñez, que había recuperado la libertad recientemente tras cumplir una condena, ingresó a la vivienda de la víctima junto a una menor que actuaba como “campana”. Al ser sorprendido, atacó brutalmente a Boncompain causándole una fractura de cráneo que derivó en su fallecimiento horas después en el hospital San José. El juicio incluyó también otros dos robos cometidos por Núñez contra la misma víctima días antes del crimen, hechos que fueron confirmados por los familiares y avalados con evidencia como registros de cámaras, informes periciales y análisis de ADN. La defensora oficial Florencia Montanari acordó con la fiscalía la imposición de una condena de 24 años de prisión, reconociendo que la muerte fue una consecuencia no intencionada dentro del marco del robo. El tribunal, presidido por el juez Guillermo Burrone, comunicará la sentencia este viernes 18 de julio. Durante la audiencia, Núñez expresó ante los jueces un pedido de disculpas a los familiares, aunque insistió en que su intención no fue matar sino robar. El fiscal destacó la vulnerabilidad de la víctima y la reincidencia del acusado, aspectos que marcarán la decisión del tribunal. Este caso estremeció a la comunidad de Pergamino y abre un debate sobre la reincidencia y las condiciones de excarcelación en la provincia. La resolución judicial será observada atentamente por sectores sociales y judiciales que reclaman mayor contundencia frente a la inseguridad. TAPA DEL DÍA - Diario TAPA DEL DÍA Opinión pública La proximidad de la sentencia genera un clima de expectativa en Pergamino, donde vecinos y familiares piden justicia pero también reflexionan sobre las fallas del sistema penitenciario que permite a reincidentes regresar a delinquir. La condena a Núñez podría convertirse en un símbolo de la lucha contra la criminalidad en hogares vulnerables, e impulsar políticas más estrictas para el control de excarcelaciones.